Condenados exdirectivos de Afinsa por estafa
La Audiencia Nacional condena a penas de hasta 12 años de cárcel a once exdirectivos de Afinsa
El tribunal señala en la sentencia que se trataba de un negocio ficticio “sin ningún sentido económico”
La Sección Primera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha condenado a once de los trece exdirectivos de Afinsa que fueron enjuiciados por delitos de estafa agravada, insolvencia punible, delito continuado de falseamiento de las cuentas anuales, blanqueo de capitales y delito contra la Hacienda Pública a penas que alcanzan los 12 años de prisión.
El tribunal les aplica el tipo agravado de la estafa al valorar el perjuicio masivo que produjo la compañía filatélica.
Se trató de una de las estafas piramidales más relevantes conocidas por los tribunales españoles, con 190.022 pequeños inversores afectados, 2.438 acreedores en el momento de la intervención el 9 de mayo de 2006 y 2.574 millones de euros en su pasivo y 150 millones de sellos en sus almacenes.
La estafa, según explica el tribunal en su resolución, afectó a la clase media, con víctimas que en muchos casos perdieron los ahorros que guardaban para la jubilación o para hacer frente a situaciones de crisis.
La compañía se comprometía a recomprar las estampillas a sus clientes, entregándoles el dinero invertido más una rentabilidad siempre superior a la del mercado financiero. El beneficio, según garantizaba Afinsa en su publicidad, provenía de la constante revalorización de su filatelia.
De esta forma, explica la Sala en su sentencia “los administradores de Afinsa lograron levantar un espacio económico cerrado con sus clientes, que denominaron mercado de valores filatélicos y que funcionaba de modo separado del mercado del coleccionismo, con precios muy superiores que fijaba la compañía”.
Los clientes eran atraídos por la alta revalorización que ofrecían al dinero, “de ahí que siempre el inversor optara por revender la filatelia y recibir el capital más el interés pactado” que se abonaba periódicamente, según explican los jueces en su resolución.
La sentencia relata que fueron dos de los acusados, uno como experto filatélico y coleccionista, los que idearon y perfilaron el negocio y fueron incorporando a los demás acusados, con una organización concentrada en el vértice, donde las grandes decisiones eran adoptadas por estos dos socios. Era una empresa con estructura familiar, donde no existía separación entre la propiedad y la administración.
Se trató de un negocio ficticio «sin ningún sentido económico» basado en una sobrevaloración constante de sellos que no tenían valor intrínseco y en los que clientes no informados y crédulos invertían en la medida en que se les prometía la devolución de su dinero, incrementado con un interés muy superior a lo que ofrecían las entidades financieras de la época.
Autor
Comunicación Poder Judicial
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